¿Relaciones saludables? ¿Existe algo así o solo es una utopía inalcanzable?
Si uno lee artículos periodísticos o bucea en las redes sociales o incluso si habla con sus amigos, parecería que la toxicidad es la única forma de relacionarse, pero se pueden tener relaciones saludables.
Las relaciones saludables pueden ayudarnos a crecer, sanar nuestras heridas de la infancia, sacar lo mejor de nosotros mismos y brindarnos experiencias positivas y de felicidad.
Veamos la manera en que esto se puede lograr, evidentemente con mucho trabajo y respeto.
¿Qué es una relación saludable?
Una relación saludable es aquella en la que las personas se sienten seguras, valoradas y respetadas.
Una relación donde no nos da miedo mostrarnos tal cual somos y donde los conflictos se dirimen de forma civilizada y madura (porque también en las relaciones saludables existen problemas).
Una relación que permite el crecimiento de cada uno de los integrantes y donde se valora la independencia (no es necesario hacer todo juntos, por ejemplo).
Llegar a tener una relación saludable implica tiempo y trabajo para conocernos a nosotros mismos y a la otra persona.
¿Cómo sé si estoy en una relación saludable?
- ¿Hay confianza en el otro? ¿Puedo expresarme libremente sin temer la reacción de la otra persona?
- ¿Hay respeto mutuo?
- ¿Cada uno mantiene su individualidad? ¿Tienen intereses no compartidos?
- ¿Hay honestidad?
- ¿Se apoyan las decisiones de la otra persona?
- ¿Se conversa acerca de las emociones, necesidades, miedos y sueños de cada uno?
- ¿Se sienten libres de expresar afecto?
- ¿Puedes compartir con tu pareja lo que te gusta o no en cuanto al sexo? ¿Pueden hablar sobre sexo seguro, anticonceptivos y la posibilidad de tener hijos?
- ¿Disfrutas pasar tiempo con tu pareja?
- ¿Tu pareja se esfuerza por llevarse bien con tus amigos y familiares?
Cuánto más puntúes en este test, hay más posibilidades de que estés en una relación saludable.
Características de las relaciones saludables
Comunicación abierta y honesta: los integrantes deben sentirse lo suficientemente cómodos hablando de lo que les pasa en la vida: éxitos, fracasos, el trabajo, los amigos, las preocupaciones financieras y cualquier otra cosa que se les ocurra. Debes sentir que, a pesar de que la otra persona no comparta tus ideas, te escuchará sin juzgarte y te brindará su perspectiva. No debes tener miedo de la reacción del otro al expresarte.
Confianza: esto implica ser honestos e íntegros el uno con el otro. Las personas en relaciones saludables no guardan secretos importantes (aunque no es necesario contarse todo). Sabes que esa persona no te lastimará ni emocional ni físicamente. Quiere lo mejor para ti respetando tus propias decisiones.
Interdependencia: esto implica no perder la propia individualidad aunque dependan el uno del otro para brindarse apoyo mutuo. Por lo tanto la relación posee equilibrio: tu autoestima no depende de la otra persona. Continúas teniendo tus amigos e intereses por fuera de la pareja y eso no es un motivo de conflicto.
Alegría: ser capaces de tomarse las cosas con humor hace que los problemas puedan enfrentarse de mejor manera.
Intimidad física: cada pareja debe decidir cual es el grado de intimidad física adecuada para ellos. No hay una fórmula universal. Si ambos deciden que el sexo no es necesario existen otras formas de intimidad física como los abrazos, los besos, acurrucarse y dormir juntos. Si el sexo está implicado en la relación la relación será saludable cuando:
- Se sientan cómodos y seguros hablando de sexo
- Puedan hablar sobre sus deseos
- Puedan tolerar el rechazo
- No se sientan presionados a conductas sexuales específicas
- Hablar sobre anteriores parejas y eventuales riesgos
Curiosidad: implica interesarse por sus pensamientos, su vida cotidiana y sus metas en la vida. Esto se llama ser realista: ver a la persona como es y no como tú crees que debería ser.
Resolución de conflictos: obviamente que en toda relación habrá desacuerdos. Lo importante es la forma de resolverlos. Si puedes afrontar las diferencias sin menospreciar al otro, sin juzgar y con respeto, tienes buena parte de la batalla ganada.
Respeto: se entiende perfectamente que el otro es una persona distinta. Se valoran sus opiniones, necesidades y emociones. Se puede demostrar respeto de muchas formas: escuchándose, estando disponible, entendiendo cuando la otra persona comete un error, entendiendo y fomentando los intereses de tu pareja.
Límites: se es muy claro en lo que es y lo que no es cómodo para nosotros y ambos respetan estas restricciones. Ejemplos de límites sanos serían, por ejemplo, no revisar el celular de la pareja, respetar el espacio personas de cada uno y no ponerse de mal humor porque tu pareja decide pasar tiempo con sus amigos.
Reciprocidad: las relaciones son un balance entre dar y recibir. No siempre será un equilibrio perfecto. A veces un miembro de la pareja necesita más apoyo y el otro elige ser el cuidador. Mientras ambos se sientan a gusto con esta dinámica todo estará bien pero esto no es algo inmutable, puede ir variando con el tiempo y las circunstancias de la vida.
Apoyo: existen personas a las que se les da muy bien apoyarte cuando estás pasando por una situación difícil (la muerte de tu madre, una baja laboral, una enfermedad) pero no son tan buenos cuando se trata de festejar tus triunfos.
Equilibrio: ¿siempre es uno el que elige las películas o decide donde cenar? ¿Pasan mucho tiempo con los amigos o familiares de él pero no con los tuyos? Una relación saludable no debe ser una lucha de poder donde todo el tiempo uno está tratando de imponerse al otro.
¿Qué son los lenguajes del amor?
Todas las personas somos distintas, hemos experimentado diferentes cosas en nuestras vidas y eso nos lleva a tener diferentes maneras de expresar y recibir amor.
Es muy importante para tener una relación saludable conocer de que manera nuestra pareja se siente amada y como nos sentimos amados nosotros mismos.
El no saberlo haría que pensemos que el lenguaje de amor de nuestra pareja es el mismo que el nuestro y esto llevaría a frustración y conflictos.
1- Contacto físico: las personas con este lenguaje del amor se sienten queridas cuando las besan, las abrazan o tiene relaciones sexuales. Tú podrías entonces, por ejemplo, demostrarle tu amor en público, tomarle la mano cuando caminan, acurrucarse en el sofá o demostrarle cuanto te gusta tener sexo con él/ella.
2- Palabras de afirmación: expresar amor a través de la palabra: dar cumplidos genuinos, agradecer por sus acciones, decirle cuanto te gusta alguna característica suya, reconocer lo que hace para que la relación funcione y cuidar tus palabras cuando discuten. Para esta persona las palabras tienen mucho valor y pueden mejorar o empeorar la relación.
3- Dar regalos: no es necesario que sean regalos importantes, también pueden ser detalles que demuestren que piensas en ella. Tú puedes: no olvidar los aniversarios o fechas importantes, comprarle flores o dulces, hacer regalos muy bien pensados (teniendo en cuenta sus intereses) y darle detalles pequeños de forma espontánea.
4- Actos de servicio: estas personas consideran que las acciones son más importantes que las palabras y hace que se sientan cuidadas y valoradas. Tú puedes: cocinarle su comida favorita, hacer trámites, repartirse las tareas del hogar o pagar las cuentas por ejemplo.
5- Tiempo de calidad: estas personas valoran el tiempo compartido y las experiencias de calidad. Tú puedes: planear viajes o paseos, destinar tiempo para tener citas, tratar de hacer coincidir sus horarios y compartir charlas profundas.
Evidentemente todos tenemos en mayor o menor grado cierta combinación de estos lenguajes, pero descubrir cual es el predominante en ambos miembros hará que la relación sea mucho más satisfactoria.
¿De qué serviría que le regales un costoso collar a tu mujer cuyo lenguaje del amor son los actos de servicio? Mejor sería que te ofrezcas a presentar sus impuestos.
O que abraces y beses a tu pareja si su lenguaje del amor son las palabras de afirmación. Lo que necesita es que le digas como el tenerlo en tu vida hace que todo sea mejor.
¿Qué puedo hacer para mejorar mi relación?
1- Comportarse de forma amable, ser agradecido y transmitir confianza: tratar a los demás con cordialidad sin esperar nada a cambio. Saber pedir perdón cuando nos hemos equivocado y poder perdonar al otro cuando se equivoca.
2-Escuchar, escuchar, escuchar: escuchar tratando de entender no solo lo que nos están diciendo si no también tratando de captar las emociones de la persona. No estar pensando en interrumpir para hablar de nosotros como si fuera una competencia.
3- Empatizar: colocarse en el lugar del otro, comprendiendo sus circunstancias.
4- Compartir pasatiempos: aunque es bueno que cada uno mantenga sus espacios individuales, también es bueno tener cosas en común. Llegar a un acuerdo y descubrir algo que les guste a los dos. Puede ser cualquier cosa: viajar, ir a museos, senderismo, probar comidas exóticas o lo que se te ocurra.
5- Respetar y ser responsable sexo-afectivamente: esto implica respetar los acuerdos que hayan hecho, que para cada pareja pueden ser completamente diferentes. La fidelidad, por ejemplo, puede ser algo muy distinto para cada persona. Lo importante es establecer acuerdos con los que ambos se sientan cómodos y respetarlos.
6- Comunicarse bien: esto es importante sobre todo cuando estamos enojados. Es el momento de respirar hondo, contar hasta 10 (o 1000 si lo necesitas) 🤬y pensar muy bien lo que vas a decir. No se trata de no expresarte si no de intentar no herir al otro.
7- Brindar apoyo: en las buenas y en las malas.
8- Establecer límites: no perder la propia individualidad y evitar aislarse de nuestros amigos y familiares.
9- Confiar: si sentimos que no podemos confiar en el otro (aun cuando no nos den motivos para desconfiar) quizás sería buena idea analizar que heridas de nuestra infancia hacen que esto suceda.
10- No ser controladores: intentar controlar cada paso de nuestra pareja lleva a que aparezca el verde monstruo de los celos.
Conclusión
Sí, se pueden tener relaciones saludables, pero para ello debemos invertir tiempo y esfuerzo en lograrlo.
Ninguna relación es perfecta pero se puede tratar de que sea lo suficientemente buena para que ambos sean felices.
Y tú, ¿en qué tipo de relación estás?